DE L'ACTE |
D'Antoni Artigues |
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I POEMES |
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El otro día, lunes, estuve en el edificio Guillem Cifre de Colonya para asistir a los “600 anys d’Ausiàs March”. No se extrañen. Es cierto que, decepcionado de tanta superficialidad, asisto a pocos actos; sólo a los que, siendo yo un viejo agnóstico y sentimental, me invitan personalmente. Y me invitó el degà de la Facultat d’Educació, Antoni Colom, y allí estuve.
¿Saben ustedes que me emocioné y que no me avergüenzo de confesarlo?
Fue un acto excepcional, reivindicativo y vital, directo y conmocionante. Presidió Llorenç Huguet (me està resultando simpático, el rector; por lo menos no me parece tan uibense como la mayoría de profes eclesiástico-levítico-light); introdujo Antoni Artigues con un vibrante y crítico discurso; estuvieron magníficas Elena Vera, Gemma Riudavets y Aina Oliver con poemas de Ausiàs; y casi mágica, Cristina Salom, interpretando una canción sobre texto del poeta de Gandia. Y el recital de Biel Mesquida (escritor todo corazón) y de Pepa López (una actriz con gran temperamento), espléndido. Y no me olvido de la disertación de Anton Espadaler, rigurosa y profunda.
Los de la Facultat d’Educació saben hacer las cosas, cierto. Y me
emocioné, repito. Porque -¡ay, queridas mes dames!- allí
vi a gente joven, jovencÍsima, entre el numeroso público, que
se identificaba con Ausiàs March. Y este viejo, pesimista y amante
de la anormalidad dentor de la normalidad, rectifica ahora su pensamiento:
quizás no todo esté perdido. Gràcies, Toni Artigues
i Biel Mesquida; gràcies, joves estudiants de Magisteri i Filologia
Catalana, per l’esperança, a despit dels ligth, depredadors d’innocències.
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